TEMAS DE LA COMEDIA

 

La salvación

 

La trayectoria cumplida por Dante en los tres reinos tiene un único objetivo:  su salvación y por su intermedio, la del género humano a quien trasmitirá la visión de su peregrinaje.  Este objetivo pone todas sus fuerzas en tensión para sortear simbólicamente toda la culpa, todas las penitencias, toda la grandeza y toda la gloria, hasta que por fin su camino termina en una realización plena.

El comienzo de su viaje le mostraba la imposibilidad de seguir adelante, la montaña le era prohibida, pero la llegada de Virgilio, con su promesa de salvación, le da aliento para hacerlo.  No sólo ha recibido la ayuda de Virgilio, sino que tres “damas benditas” le auxiliarán para llevarlo a un camino de rectificación y elevación.

La vía de la salvación le exigirá sacrificios.  Será necesario el amor con que tome su empresa, el amor con que lo secunden sus guías, para llegar al conocimiento, mediante el cual podrá acceder a lo que aspira.  En lo que ve Dante se percibe la realidad de la existencia humana, tal como la crea y la dispone Dios para permitirle ver las cosas con claridad y encontrar su salvación.

 

El amor

 

Para que su obra no se dispersara en distintas direcciones era necesario un principio capaz de conciliarlo todo.

El amor no sólo obra sobre el bien, sino que arrastra también a la pendiente del mal.  El amor está en el seno de todas las cosas, ya que es el principio de todo:  ya principio de orden (“el Amor que mueve el sol y las estrellas”, dice en el último verso del “Paraíso”);  de virtud moral, de elevación de espíritu;  a veces principio de caos (Infierno), de pecado y de destrucción de la inteligencia.

 

La teoría del amor

 

Dante expone la teoría del amor en el canto 17 del Purgatorio,  donde sirve de base a la concepción moral del mismo;  pero su significación tiene alcances más amplios y abarca la explicación de buena parte de la Comedia.

Según ella, el amor del bien lleva al alma a la salvación.  Cuando se ha sido remiso en su cumplimiento se le castiga en el Purgatorio.

Se distinguen dos clases de amor:  el natural, que es infalible;  el racional, que “puede errar”, por dirigirse a un mal objeto, por exceso o por falta de fervor.  El amor es la semilla de toda virtud y de toda acción que merezca castigo.

Esta teoría es complementada en el canto siguiente con la del libre albedrío, que muestra la facultad que le permite al hombre elegir entre el amor que sólo excita el deseo de lo que le produce placer y el verdadero amor.

La justicia

 

El viaje de Dante no es una simple aventura sino que está dotado de la más honda gravedad.  Sobre él se cierne la clemencia y la gracia, pero también la justicia divina y su rigor inflexible.

Desde la puerta del Infierno sabemos que la “justicia animó” a su “sublime arquitecto”.  Quiere decir que antes de la creación humana ya se habían colocado los cimientos mediante los cuales habría de cumplirse la “justicia de Dios”.  Se partía de una idea previa de la justicia no atemperada en razones sentimentales.

Una urgencia que lo lleva al fin de su cometido mueve a Dante y le impide detenerse.  Al alcanzar el inusitado final sentimos que ha llegado a su término la fuerza y el impulso.  Todo ha terminado y todo ha quedado plenamente realizado:  se ha cumplido la justicia de Dios.

La justicia ha exigido que se cumplieran los pasos que se debían dar. 

Los reproches de Beatriz en los últimos cantos del Purgatorio imponen a Dante la mayor humillación y notamos allí la imposibilidad de eludir el cumplimiento esctricto de la justicia de Dios. 

 

El dolor

 

“Por mí se va al eterno dolor”, dice la inscripción de la puerta del Infierno.  Este anuncio se cumple en este reino y Dante tiene la oportunidad de comprobarlo.  No sólo es el dolor físico provocado por el tormento, sino el dolor moral provocado por la pérdida de la esperanza y la perspectiva de eternidad,  agravado por la conciencia de la infecundidad de la pena.

Algunas alma, como la de Farinata, logran atenuar la conciencia del tormento, pero es a expensas de un tormento mayor, como el recuerdo del fracaso de su pasión terrena.

El dolor existe en el Purgatorio, y a veces el tormento es muy duro, pero no es gratuito y se soporta con satisfacción;  ya no es un fin, sino un medio;  por él se consigue la purificación del alma y su liberación del pecado.  Aquí el dolor no se rehuye, sino que se busca.

 

El contenido de la “Comedia”

 

ES la narración de un viaje que el poeta imaginó cumplir a través de los tres reinos de ultratumba:  Infierno, Purgatorio y Paraíso.

Dante, pecador, impulsado por sus ansias de salvación, se convierte en personaje literario, desciende al Infierno, sube la montaña del Purgatorio, y se eleva a través de los cielos;  su peregrinaje le permite apreciar las culpas y los castigos de los condenados, las penitencias de las almas que aspiran a borrar sus imperfecciones y el gozo de los bienaventurados en la visión de Dios.

No es un mero espectador;  su viaje es un favor insigne que se la ha concedido para obtener su salvación y la salvación del mundo descarriado.

Se hallaba en el pecado y se eleva hasta la comprensión de los misterios más complejos e inaccesibles, después de haberse sometido a la penitencia y la expiación.

 

Antecedentes

 

Las descripciones del más allá eran frecuentes en esa época;  de ahí que Dante las haya asimilado en su ambiente con toda naturalidad.

En el siglo XI se había conocido la “Visión de San Pablo”, en el XIII la “Navegación de San Bradán”, el “Purgatorio de San Patricio” y la “Visión de Fray Albérico”, entre otras.

Se tenía el antecedente más cercano de Bruneto Latini y existían los antecedentes clásicos de Homero y Virgilio.

También los árabes mostraron con frecuencia esas visiones del más allá.

 

Carácter de las obras medievales e innovaciones de Dante

 

La primera innovación de Dante consiste en presentar, no una visión, sino un viaje;  no una exclusiva actividad del espíritu, sino una aventura del cuerpo y del intelecto.

El sentimiento que predominaba en aquellas obras era el terror;  su fin consistía en impresionar a la gente con las penas de Infierno.  El diablo desempeñaba un papel fundamental y la fantasía de los redactores competía en la invención de tormentos aplicables a los pecadores en el Infierno y en el Purgatorio.

El tema fundamental era la perdición de las almas.

Como segunda innovación encontramos que cambia ese objetivo:  el suyo será la redención del alma.  Somete los castigos y formas de la beatitud a un orden estricto y lo ajusta a un sistema de ideas morales que los rijan.  Pero el interés que imparte un tema de predicación limitada y de escaso alcance literario, radica en la intervención de su persona como protagonista de la obra.  Es “como un puente lanzado entre el Cielo y la Tierra”.  Lo sobrenatural se torna entonces humano, ya que aparece lo accidental, lo temporal, en un mundo estático, ajeno a la variación.

 

Dice Santayana:  “Y el poema, además de ser una descripción del otro mundo y de las recompensas y los castigos destinados a las almas, es una dramática visión de las pasiones humanas en esta vida, una historia de Italia y del mundo, una teoría de la Iglesia y del Estado, la autobiografía de un desterrado y la confesión de un cristiano y de un gran amante, consciente de sus pecados y del milagro de la gracia divina que interviene para salvarlo”.

 

Estructura formal

 

La obra está organizada en tres partes, denominadas genéricamente cánticas, cuyos respectivos títulos son:  “Infierno”, “Purgatorio”, y “Paraíso”.

Cada cántica está dividida en treinta y tres cantos.  Al “Infierno” le agregó un canto más, que sirve de introducción a toda la obra.

El total de cantos es de cien.

Los cantos están compuestos en tercetos, estrofas de tres versos.

Dante atribuía una significación misteriosa a ciertas cifras.  Su obra se apoya sobre tres números esenciales:  la unidad, el tres, símbolo de la Trinidad, y el diez, número perfecto, obtenido por medio de los otros:  tres por tres, más uno.

Tres con las cánticas;  cada una comprende treinta y tres cantos, excepto la primera, que tiene treinta y cuatro;  treinta y tres por tres, más uno, da cien, y es igual a diez por diez.

Las estrofas son tercetos y cada rima es repetida tres veces.

 

 

INFIERNO

 

Aspecto material

 

Dante concibe el Infierno como un cono que se encuentra en el hemisferio boreal, debajo de los continentes, cuyo vértice coincide con el centro de la tierra.

Podríamos comparar su cara interna a un elevado anfiteatro de nueve gradas, una para el vestíbulo y ocho para los nueve círculos restantes, pues el quinto y el sexto, separados por las murallas de la ciudad de Dite, ocupan un solo piso.

 

Esquema de composición:

 

Vestíbulo                                                   Indiferentes

1er círculo – Limbo                       Paganos virtuosos y niños no bautizados

2do círculo                                               Lujuriosos

3er círculo                                                Glotones

4to círculo                                                Avaros y pródigos

5to círculo                                                Iracundos

6to círculo                                                Herejes

7mo círculo                                              Violentos  (Contra el prójimo – contra sí mismos –  contra  Dios y la naturaleza)

8vo círculo                                                Traidores  (distribuidos en fosas)

9no círculo                                               Fraudulentos  (distribuidos en recintos)

 

 

El infierno es el reino de más rica escenografía.  Dispone de elementos arquitectónicos, accidentes geográficos, fenómenos atmosféricos, mundo animal, mundo vegetal, mundo mitológico.

 

Elementos arquitectónicos:  puertas, tumbas, murallas, torres, castillos.

Accidentes geográficos:  montículos, fosas, escollos, puentes naturales, arenales, ríos (Aqueronte y Flegetonte (de sangre), pantano de la Estigia, lago helado (Cocito).

Mundo animal:  gusanos, insectos, perros, serpientes.

Mundo vegetal: bosques, pradera.

Mundo mitológico:  Caronte, Cerebro, Minos, arpías, centauros, gigantes, demonios, Lucifer o Dite.

 

Significación moral

 

Esta significación, por su amplitud, nos permite desenvolvernos con más libertad dentro del vasto y complejo mundo que ofrece la obra.

La inscripción de la puerta del Infierno – canto III – contiene los tres atributos que lo definen:  el sufrimiento, el principio de justicia que lo creó y la eternidad del castigo.

La condición implacable de este mundo cerrado se acentúa en la advertencia final:  “Oh vosotros los que entráis, perded toda esperanza”.

Esta imagen intelectual del Infierno se complementa con una inmediata imagen sensorial, que enfatiza la oscuridad, la confusión, los lamentos y las imprecaciones.

El castigo es un fin en sí, no conduce a nada.  Lo rige una ley rígida que establece casi siempre una vinculación simbólica entre la culpa y el castigo.  Esta relación puede ser de semejanza:  los lujuriosos, que sometieron la razón al desenfreno de sus apetitos, están arrastrados por un viento que no cesará jamás;  de oposición:  los indiferentes, que nunca se entregaron a una causa, anhelan abrazar una bandera, o dan su sangre para alimentar gusanos, cuando nunca la entregaron a una noble empresa.

 

Orden moral de los pecadores

 

Se cree que en principio Dante haya ideado la Comedia siguiendo la nomenclatura de los pecados capitales de la Iglesia, en orden de gravedad creciente:  lujuria, gula, avaricia, acidia, cólera, envidia y orgullo.

Durante la redacción de la obra, Dante ha comprendido que esta clasificación no le ofrecía tantas posibilidades poéticas como la que escogió después.  La “Etica a Nicomaco” de Aristóteles, “maestro de los que saben”, fue la norma que adoptó para sustituir la clasificación tradicional.  Modificó entonces el plan sin tocar lo que había escrito, integrando su materia en la distinción aristotélica de las tres disposiciones viciosas del alma humana:  incontinencia, bestialidad, malicia.  Comprobó que era posible adaptar los cinco primeros pecados, con los que había trabajado, a la clasificación general de la incontinencia.