H. G. Wells
La máquina del tiempo
(fragmento)
1 - Introducción
El Viajero a través del Tiempo (pues convendrá llamarle así al hablar de él) nos exponía una misteriosa cuestión. Sus ojos grises brillaban lanzando centellas, y su rostro, habitualmente pálido, mostrábase encendido y animado. El fuego ardía fulgurante y el suave resplandor de las lámparas incandescentes, en forma de lirios de plata, se prendía en las burbujas que destellaban y subían dentro de nuestras copas. Nuestros sillones, construidos según sus diseños, nos abrazaban y acariciaban en lugar de someterse a que nos sentásemos sobre ellos; y había allí esa sibarítica atmósfera de sobremesa, cuando los pensamientos vuelan gráciles, libres de las trabas de la exactitud. Y él nos la expuso de este modo, señalando los puntos con su afilado índice, mientras que nosotros, arrellanados perezosamente, admirábamos su seriedad al tratar de aquella nueva paradoja (eso la creíamos) y su fecundidad.
-Mi querido amigo, en eso es en lo que está usted
pensado. Eso es justamente en lo que el mundo entero se equivoca. Estamos
escapando siempre del momento presente. Nuestras existencias mentales, que son
inmateriales y que carecen de dimensiones, pasan a lo largo de la dimensión del
Tiempo con una velocidad uniforme, desde la cuna hasta la tumba. Lo mismo que
viajaríamos hacia abajo si empezásemos nuestra existencia cincuenta millas por
encima de la superficie terrestre.
-Pero la gran dificultad es ésta --interrumpió el Psicólogo-: puede usted
moverse de aquí para allá en todas las direcciones del Espacio; pero no puede
usted moverse de aquí para allá en el Tiempo.
-Ese es el origen de mi gran descubrimiento. Pero se equivoca usted al decir que
no podemos movernos de aquí para allá en el Tiempo. Por ejemplo, si recuerdo muy
vivamente un incidente, retrocedo al momento en que ocurrió: me convierto en un
distraído, como usted dice. Salto hacia atrás durante un momento. Naturalmente,
no tenemos medios de permanecer atrás durante un período cualquiera de Tiempo,
como tampoco un salvaje o un animal pueden sostenerse en el aire seis pies por
encima de la tierra. Pero el hombre civilizado está en mejores condiciones que
el salvaje a ese respecto. Puede elevarse en un globo pese a la gravitación; y
¿por qué no ha de poder esperarse que al final sea capaz de detener o de
acelerar su impulso a lo largo de la dimensión del Tiempo, o incluso de dar la
vuelta y de viajar en el otro sentido?
-¡Oh!, eso... -comentó Filby- es...
-¿Por qué no ...? -dijo el Viajero a través del Tiempo.
-Eso va contra la razón --terminó Filby.
-¿Qué razón? -dijo el Viajero a través del Tiempo.
-Puede usted por medio de la argumentación demostrar que lo negro es blanco
-dijo Filby-, pero no me convencerá usted nunca.
-Es posible -replicó el Viajero a través del Tíempo-. Pero ahora empieza usted a
percibir el objeto de mis investigaciones en la geometría de Cuatro Dimensiones.
Hace mucho que tenía yo un vago vislumbre de una máquina...
- ¡Para viajar a través del Tiempo! -exclamó el Muchacho Muy joven.
- Que viaje indistintamente en todas las direcciones del Espacio y del Tiempo,
como decida el conductor de ella.
Filby se contentó con reír.
- Pero he realizado la comprobación experimental -dijo el Viajero a través del
Tiempo.
- Eso sería muy conveniente para el historiador -sugirió el Psicólogo-. ¡Se
podría viajar hacia atrás y confirmar el admitido relato de la batalla de
Hastings(2), por ejemplo!
- ¿No cree usted que eso atraería la atención? -dijo el Doctor-. Nuestros
antepasados no tenían una gran tolerancia por los anacronismos.
- Podría uno aprender el griego de los propios labios de Homero y de Platón(3)
-sugirió el Muchacho Muy joven.
- En cuyo caso le suspenderían a usted con seguridad en el primer curso. Los
sabios alemanes ¡han mejorado tanto el griego!
- Entonces, ahí está el porvenir -dijo el Muchacho Muy Joven-. ¡Figúrense!
¡Podría uno invertir todo su dinero, dejar que se acumulase con los intereses, y
lanzarse hacia adelante!
- A descubrir una sociedad -dije yo- asentada sobre una base estrictamente
comunista.
- De todas las teorías disparatadas y extravagantes -comenzó el Psicólogo.
- Sí, eso me parecía a mí, por lo cual no he hablado nunca de esto hasta...
- ¿Verificación experimental? -exclamé-. ¿Va usted a experimentar eso?
- ¡El experimento! -exclamó Filby, que tenía el cerebro fatigado.
- Déjenos presenciar su experimento de todos modos –dijo el Psicólogo-, aunque
bien sabe usted que es todo patraña.
El Viajero a través del Tiempo nos sonrió a todos. o, sonriendo aún levemente y
con las manos hundidas en los bolsillos de sus pantalones, salió despacio de la
habitación y oímos sus zapatillas arrastrarse por el largo corredor hacia su
laboratorio.
El Psicólogo nos miro.
- Y yo pregunto: ¿a qué ha ido?
- Algún juego de manos, o cosa parecida -dijo el Doctor; y Filby intentó
hablarnos de un prestidigitador que había visto en Burlesm(4); pero
antes de que hubiese terminado su exordio, el Viajero a través del Tiempo volvió
y la anécdota de Filby fracasó.
Notas
[1] Matemático y astrónomo norteamericano
(1835-1909). Fue profesor en la universidad John Hopkins y autor de tablas de
constantes astronómicas.
[2] La batalla de Hastings (1066) terminó con
la derrota de Haroldo II, rey de los anglosajones, a manos de Guillermo el
Conquistador, duque de Normandía, que era uno de los pretendientes a la corona
inglesa. Invadió Inglaterra, y con su triunfo, los normandos se convirtieron en
los amos de la isla.
[3] Homero: poeta épico griego autor de la
Ilíada y de la Odisea. Murió hacia el año 850 a. C..Platón: filósofo griego
(428-347 a. C.). Es uno de los grandes clásicos de la filosofía y de la
literatura universales. Entre sus obras se encuentran los Diálogos y La
República. El personaje de Wells los menciona como paradigmas de la lengua
griega.
[4] Antigua ciudad inglesa. Durante largo
tiempo Burslem fue el principal centro alfarero de Inglaterra.