ALGUNAS PUNTUALIZACIONES PARA LA POESÍA DE BAUDELAIRE

 

Vocabulario

 

Spleen – bazo, bilis, rencor, despecho, resentimiento, mal humor, tristeza, melancolía

               (diccionario inglés/español)

 

Esplín - Melancolía, tedio de la vida. (diccionario de la RAE)

 

 

“MAL DEL SIGLO” y “SPLEEN”

 

A partir de Chateaubriand, lo identificábamos con la soledad y melancolía profunda del poeta, en Baudelaire se transforma en “spleen”, tedio, hastío, es decir un sentimiento más radical que incluye el asco de sí mismo, que se ha descrito como una inmóvil e impotente desesperación, sentimientos que exceden al romanticismo.

 

Walter Benjamín nos dice que la experiencia de la época que es hostil para Baudelaire y enceguecedora para el hombre por su sobre-abundancia de estímulos, que nuestra conciencia no tiene tiempo ni energía suficiente para asimilar. 

Ese exceso de estímulos provoca en nosotros una serie o sucesión de “shocks”.  A su vez la incorporación de un estímulo por nuestra conciencia es también una reelaboración de este, es decir una asimilación de lo “otro” en nosotros.  Por tanto la singularidad de este estímulo es en cierto grado anulada, nuestra defensa de ese “shock” es a costa de la integridad de su contenido.  El artista sería enconces el hombre que sufre esos “shocks” y al mismo tiempo deja que las cosas brillen por sí mismas, en su ser inaccesible.  Y justamente esto es lo propio de la belleza, su carácter singular, irrepetible, inagotable.

Cuando los estímulos son excesivos, como sucede en la sociedad moderna, lo que se produce es una serie de “shocks” y la repetición de esos sobresaltos, de esos impactos no asimilados, lleva al espanto.  Y como dice Benjamín, el espanto es uno de los aspectos centrales de la experiencia de Baudelaire.

Dice Baudelaire, “el estudio de la belleza es un duelo donde el artista grita de espanto antes de ser vencido”.  Como dice Benjamín, tal duelo es el proceso mismo de la creación.  Se trata de una lucha de un duelo con el mundo que lo rodea pero también con las palabras que por lo menos le permitirán expresar su derrota.

 

BAUDELAIRE Y EL ROMANTICISMO

 

Baudelaire toma del romanticismo su concepción del poeta como ser excepcional pero exiliado y solitario, el gran impulso dado al sueño y las fuerzas irracionles, la valoración de lo subjetivo y la emoción por encima de la mesura y la racionalidad pero difiere en:

 

a)      “Mal del siglo” y “spleen” (ver arriba)

b)     La naturaleza:  cuando es pura y apacible aparece como inalcanzable región, más allá de las posibilidades concretas del hombre, idealizada y convertida en el polo de una tensión ascendente.  En Baudelaire predomina una naturaleza distorsionada, contaminada, deformada y artificial de la ciudad.

c)     Concepción del poeta:  en los románticos el poeta se siente respaldado por la divinidad, por Dios, se presenta con un profeta que ilumina el porvenir.  André Neher lo define como alguien encargado de trasmitir a los hombres la palabra de Dios:  profeta, su misión es por tanto divina.  En Baudelaire, por ejemplo “El Albatros” ya no vemos al soñador sagrado, al vidente magnífico y seguro de sí;  aquí se trata de “maldiciones, blasfemias, quejas, éxtasis, gritos”, para luego precisar que la poesía es testimonio del dolor y de la dignidad humana en medio de los llantos.  Aunque el poeta sigue siendo considerado como un ser excepcional que descubre y alumbra el camino a seguir (“Los Faros”), y en esto retoma el tema romántico, sin embargo, ahora es un ser sufriente, rebelde, un largo esfuerzo por alcanzar la eternidad.  Eternidad que aparece como algo fuera del alcance de nosotros.