El Barroco (resumen de sus características)
El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes (el «estilo barroco»)
Como estilo artístico, el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores a finales del XVI) en Italia desde donde se extendió hacia la mayor parte de Europa.
Culturalmente, el Barroco coincide con la época de grandes adelantos científicos.
Debido a las nuevas teorías heliocéntricas y la consecuente pérdida del sentimiento antropocéntrico propio del hombre renacentista, el hombre del Barroco perdió la fe en el orden y la razón, en la armonía y la proporción; la naturaleza, no reglamentada ni ordenada, sino libre y voluble, misteriosa e inabarcable, pasó a ser una fuente directa de inspiración más conveniente a la mentalidad barroca.
Perdiendo la fe en la verdad, todo pasa a ser aparente e ilusorio (Calderón: La vida es sueño); ya no hay nada revelado, por lo que todo debe investigarse y experimentarse.
Mientras la ciencia se circunscribía a la búsqueda de la verdad, el arte se encaminaba a la expresión de lo imaginario, del ansia de infinito que anhelaba el hombre barroco.
Gusto por:
§ efectos ópticos y los juegos ilusorios
§ las construcciones efímeras y el valor de lo transitorio
§ lo sugestivo y seductor en poesía
§ lo maravilloso, sensual y evocador
§ los efectos lingüísticos y sintácticos
§ por la fuerza de la imagen y el poder de la retórica
El arte se volvió más artificial, más recargado, decorativo, ornamentado.
La belleza buscó nuevas vías de expresión y cobró relevancia lo asombroso y los efectos sorprendentes.
Surgieron nuevos conceptos estéticos como los de «ingenio», «perspicacia» o «agudeza».
Cobraron auge el teatro y los diversos géneros de artes escénicas y espectáculos: danza, pantomima, drama musical (oratorio y melodrama), espectáculos de marionetas, acrobáticos, circenses.
Existía el sentimiento de que el mundo es un teatro (theatrum mundi) y la vida una función teatral: «todo el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres meros actores» (Como gustéis, William Shakespeare, 1599).
En literatura se recurre a figuras retóricas como la metáfora, la paradoja, la hipérbole, la antítesis, el hipérbaton, la elipsis, etc.
La literatura barroca se caracterizó principalmente por el escepticismo y el pesimismo, con una visión de la vida planteada como lucha, sueño o mentira, donde todo es fugaz y perecedero, y donde la actitud frente a la vida es la duda o el desengaño, y la prudencia como norma de conducta.
La literatura barroca era suntuosa y recargada, con un lenguaje muy adjetivado, alegórico y metafórico, y un empleo frecuente de figuras retóricas.
La literatura barroca intensifica los tópicos que ya venían dándose en el Renacimiento, pero en especial los más negativos: fugacidad de la vida, rapidez con que el tiempo huye, desaparición de los goces, complejidad del mundo que rodea al hombre.